top of page

¿Por qué ya no es como al principio?

  • tartessian4
  • 23 jun
  • 2 Min. de lectura

Cuando la rutina entra por la puerta, ¿el deseo se escapa por la ventana?

Al principio todo fluye: las conversaciones se alargan, el cuerpo vibra con solo rozarse, las ganas están siempre ahí. Es una etapa donde todo parece fácil, natural, casi mágico. Pero con el tiempo, esa euforia baja… y nos preguntamos: ¿Qué ha pasado? ¿Por qué ya no siento lo mismo?

Lo primero que hay que saber es que esto es completamente normal. Las relaciones cambian, porque nosotros también cambiamos. Lo que nos unió al principio da paso a una fase más serena, pero no por eso menos valiosa.


Lo químico baja… y aparece lo real

Nuestro cuerpo se activa con un cóctel hormonal que nos hace sentir vivos: dopamina, oxitocina, serotonina. Sin embargo, este estado no puede durar para siempre. No porque algo esté mal, sino porque sería inviable sostener esa intensidad de forma permanente.

Ahí es donde muchas parejas se confunden: creen que si ya no sienten mariposas, es que el amor se ha ido. Pero el amor maduro no vuela.


Rutina no es sinónimo de aburrimiento

La rutina puede apagar ciertas chispas si no la cuidamos, pero también puede ser un lugar cálido si se construye con consciencia: pequeños gestos, nuevas preguntas, silencios compartidos, complicidades que se eligen cada día.


¿Qué nos estamos diciendo (o dejando de decir)?

Con el tiempo, lo que más afecta a una relación no es la falta de pasión, sino la falta de conversación real. Dejamos de mirarnos, de escucharnos, de compartir lo que nos pasa por dentro.

Recuperar la conexión puede empezar con una pregunta honesta:¿Cómo estás hoy? ¿Qué necesitas de mí? ¿Qué está faltando entre nosotros?


El amor se transforma (si lo dejamos)

Sí, es posible que ya no sea como al principio. Pero también puede ser más profundo, más auténtico, más humano. El reto no es volver a ser los de antes, sino atrevernos a ser quienes somos ahora… juntos.


Pequeños gestos que pueden marcar la diferencia

  • Dedica 10 minutos al día sin pantallas: solo para ustedes, sin tareas ni quejas.

  • Sorprende a tu pareja con algo pequeño: una nota, un desayuno, un mensaje sin motivo.

  • Tóquense sin expectativas: un abrazo largo, una caricia, sin que tenga que ir a más.

  • Haced algo nuevo juntos: una receta, una caminata, un juego. La novedad despierta.

  • Recuerda lo que te enamoró: díselo, aunque creas que ya lo sabe.

Si sientes que vuestra relación está cambiando y no sabes muy bien cómo gestionarlo, recuerda que no tiene por qué ser el final, tal vez sea el momento de un nuevo comienzo.


Estamos aquí para acompañarte si decides explorar ese camino.

 
 
 

Comments


bottom of page